lunes, 12 de agosto de 2013

A veces hay una canción, un poema, una imagen... algo que evoque a las letras. Pero en este caso no hay una sola cosa, porque cuando ella falta sólo hay vacío. Como si cualquier sentimiento, cualquier posible forma de amar sólo pudiese ser canalizada a través de ella. Y eso asusta.

No es la primera vez que pasa, pero sí la más extensa. Y no hay mucho más que hacer salvo esperar, abandonarse al tic tac de las horas y dejarlas fluir lentamente. Recoger cada segundo de soledad y tratar de reunirlo en un verso, quizá dos...

Y disfrutar de esta sensación de vacío, porque significa que lo que lo llena es puro. ¿Acaso podría pedir más?

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