jueves, 22 de septiembre de 2011

Y viceversa.

Ser feliz nunca ha sido fácil. La felicidad, cuando es consciente de sí misma vive en un constante martirio. Porque tarde o temprano ha de acabarse, y ahi reside el horror, y ahí se encuentra lo magnífico de la felicidad.
No se aprecia de igual manera algo que dura para siempre que algo que tiene fecha de caducidad. Esa misma fecha de caducidad que sentencia una etapa en la que quizá las sonrisas valgan más que las lágrimas, pero nunca olvida la mente pensante que cada sonrisa vale por mil lágrimas y viceversa.
Y viceversa...
¿Vale entonces la pena? Ahora os diré que sí, mañana negaré tamaña falacia. Pero es imprescindible vivir para merecer la muerte. Es necesario sumergirse para poder secarse después. Es necesario llorar para escribir, y sonreír para llorar y escribir para sonreír. Es necesario vivir porque cada vida vivida vale por mil muertes y viceversa.
Y viceversa...

Sea pues la felicidad el camino a la tristeza y ésta el camino a otra felicidad distinta, ni mejor ni peor. Sea pues mi vida o la tuya o la de aquel otro feliz... y viceversa.

1 comentario:

  1. Vale la pena! claro k si, me gusto tu manera de describir este bitter-sweat relationship.

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